Una pregunta que muchos me han hecho y yo mismo me formulo. ¿ De donde nace mi afición por la cerámica y lo que en ella represento?. La respuesta, creo, se remonta a mi niñez. Siempre ronda por mi mente el recuerdo de cuando tenía mis primeros años de edad. Era testigo, en esa época, de una costumbre ancestral donde todos los 15 de agosto se abrían las puertas de una vieja iglesia virreynal en “Tiobamba” (Maras- Cusco) lugar donde nací y se oficiaba una misa, dando comienzo a la gran “FERIA DE TIOBAMBA”. Allí todos los pueblos del sur del país llegaban a hacer el trueque, y entre ellos los alfareros con sus vasijas, ollas y sus infaltables y famosos toritos de Pucará. Yo veía con admiración el volumen de aquellos hermosos objetos rojos. Me atraía sus formas. Así nació mi interés por la cerámica.

Hoy luego de más de 60 años de esa experiencia, mi principal actividad dentro de la plástica, es la cerámica. Como gran parte de mi vida se desarrolló desde la preparatoria en la ciudad de Lima, capté y me alimenté de sus costumbres y vivencias, de sus callejones, sus fiestas, sus esquinas y sus parques. Así doy rienda suelta a mi imaginación creando y recreando, sufriendo y riendo mis recuerdos con la noble y obediente pasta de cerámica, aquella arcilla aluminosa de loza y caolín, dejando un pequeño testimonio de lo que fue Lima ayer, quizás todavía aún de hoy. De siempre.